A finales del 2021, durante un retiro dedicado al duelo, Maravillas de Magdala recibió una canalización muy especial de María Magdalena. En ella, además de indicar que la nueva humanidad ya era un hecho y que la vieja agonizaba, se le entregaba un símbolo de esta nueva era: la cruz equilibrada.

Esta cruz representa la integración del sagrado masculino y del sagrado femenino en el justo equilibrio, emanando del corazón del padre-madre creador/a en perfecta armonía.

Una cruz que nos identifica a los que nos guiamos por el amor y la consciencia, dejando a la mente como sierva del corazón, quien nos muestra la vida con los matices que van mucho más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos.

Esta cruz nos recuerda los preceptos fundamentales que deben regirnos en cada día de nuestra vida. A través de ellos es como llegamos a una nueva dimensión de la existencia humana:
Todos somos uno, iguales y hermanos en colaboración y no en competencia. Todo lo que hacemos por los demás vuelve a nosotros multiplicado porque todos somos fractales de un mismo ser.

Hemos venido a esta vida a evolucionar y los obstáculos son en realidad trampolines para nuestro aprendizaje. El mayor de todos es trascender el ego para superar el miedo y regirnos por el amor. Gaia es nuestro hogar y quien nos alimenta, así pues, debemos honrarla y respetarla, del mismo modo que al resto de especies con las que convivimos en este planeta.

Esta cruz nos recuerda que nuestra mayor responsabilidad es traer el cielo a la tierra y potenciar la implementación de esta nueva humanidad.